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miércoles, 20 de octubre de 2010

Desde la Patagonia hasta Nuquí - I parte (Cuento)

Siguiendo el Cantico de las Ballenas Yubartas,
Bitácora de viaje

Por: Juan Felipe Restrepo Mesa

Es una mañana brumosa que presagia grandes aventuras de mar. Odiseo le da una último vistazo a ese blanco casquete polar que da forma a las costas de la Antártica, aguza su oído para poder captar la lejana tonada, prueba la temperatura del agua, y sin volver la vista atrás emprende su primer viaje de mas 10000 kilómetros hacia las lejanas playas de Nuquí en el Pacífico Colombiano en pos de su amada Helena, una ballena jorobada hembra de más de 100 toneladas de peso. Odiseo y su amigo Homero son los machos más jóvenes de la manada de Yubartas que capitanea Caspian, viejo marinero que por muchos años ha atravesado el Pacífico Sur, donde se han venido apareando por generaciones. Caspian piensa que es su último viaje, pero mientras sus músculos tengan fuerzas seguirá siendo el macho dominante de la manada Alfa.
Con los años las condiciones del viaje se han hecho cada vez más penosas. Ruidos extraños, como sirenas de barcos o señales de sonar, distorsionan los cánticos que son emitidos a miles de kilómetros de distancia por otras ballenas y que sirven de faro en la gran aventura de cruzar el Pacífico; como si ello fuese poco, la temperatura del planeta aumenta como consecuencia del sobrecalentamiento global y el mar no es la excepción, ocasionando que la gran corriente de Humbolt que les sirve de ruta por la cual navegan, a menudo se divida en ramales que los podrían llevar a destinos mortales. Tal incremento en la temperatura de la superficie del mar hará que el plankton, pequeñísimos organismo unicelulares de los cuales se alimentan las ballenas, se sumerja a profundidades muy superiores de lo habitual; Homero y Odiseo terminan el día exhaustos tratando de alcanzar los bancos de plankton para reanudar la navegación a primera de hora del día, o de lo contrario, no llegarán a tiempo a la temporada de cortejos, lo que significa perder a Helena, su gran amor.
Ya han hecho la mitad del recorrido, es de noche y Homero siente que algo se le enreda alrededor de su cola. Una gran aleta caudal que ha sido el orgullo de su familia pues ostenta la gran cicatriz, prueba irrefutable de fieros encuentros con los temibles Calamares Gigantes. Es un amasijo de cables y redes que deriva abandonado con la corriente, la cola se le atasca, los demás miembros de la manada observan impotentes mientras Homero libra la que puede ser la última gran batalla de su vida. Poco a poco sus fuerzas desfallecen y comienzan a llenarse de agua sus pulmones, Odiseo con lágrimas en los ojos ve como su amigo exhala por última vez. Son cientos de mamíferos marinos y otras especies las que mueren cada año enredadas en objetos que flotan en el océano.
La vida en la manada tiene que continuar, Odiseo y las demás Yubartas cada vez están más cerca de su destino. En un próximo capítulo sabremos más acerca del desenlace de esta aventura en el Océanos Pacífico.

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