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jueves, 4 de agosto de 2016

La Ciencia Ciudadana, un espacio alternativo de enseñanza y aprendizaje.

Por: Juan Felipe Restrepo Mesa

La verdadera dirección del desarrollo del pensamiento no es de lo individual a lo social, sino de lo social a lo individual.
L.Vikostky

     En la sociedad del conocimiento se abren nuevos espacios desde donde el ciudadano puede participar como un actor principal en proyectos de investigación científica. Cada vez y con mayor frecuencia se escuchan los verbos que son antecedidos por el prefijo “co-“: “co-crear, co-generar, co-idear, co-prototipar”,  significando con ello que generar conocimiento ya no es exclusivo de unos pocos, y que en un mundo interconectado, como en el que vivimos, la voz del ciudadano cobra fuerza y se hace sentir. El presente ensayo busca dar respuesta a la pregunta  ¿Qué tan efectivos resultan ser los nuevos escenarios  de Ciencia Ciudadana, como espacios de enseñanza y aprendizaje para  la generación de conocimiento científico significativo?


     Es en un escenario cómo el descrito, donde confluyen de un lado la academia, representada en los estudiantes y los científicos investigadores, y de otro, la comunidad, algunos académicos piensan que los ciudadanos son meros recolectores de datos, que la academia pierde su tiempo, pues la calidad de la información no admite el tratamiento científico y que los estudiantes no hacen más que distraerse, perdidos en lo que se podría denominar “activismo científico”.


    La tesis que se pretende defender a lo largo de este ensayo es aquella que afirma que en los encuentros de ciencia ciudadana el ciudadano no solo contribuye a recoger información de calidad, aprende a aprender, construye capacidades, adquiere nuevas habilidades  y destrezas que lo posibilitará para abordar problemáticas cada vez más complejas que le aquejan a él y a su comunidad. De otro lado, al estar en contacto directo con el objeto de    estudio y comenzar un proceso de reconocimiento, el ciudadano se empodera, y se apropia de este. Para la academia resulta muy valiosa la participación ciudadana pues con los dispositivos electrónicos con los que se cuenta hoy en día, el alcance de la interconectividad y la precisión de las mediciones, ese ciudadano se convierte en los cinco sentidos del científico experto, generándose en esa sinergia, información de altísima calidad. Para los estudiantes, el participar en espacios de ciencia ciudadana, les permite poder trabajar en investigación aplicada, haciendo que su proceso de enseñanza y aprendizaje sea más pertinente y auténtico.


     En un artículo titulado “A Citizen Army for Science: Quantifying the Contributions of Citizen Scientists to our Understanding of Monarch Butterfly Biology” de Ries & Oberhauser (2015) se reportan una cifras que no se pueden  ignorar. El primer proyecto de Ciencia Ciudadana sobre la mariposa Monarca, tuvo lugar en 1950, es decir, la Ciencia Ciudadana no es un concepto nuevo. Los autores han estimado que a lo largo de estos 65 años, 2011 voluntarios han invertido 72000 horas  recogiendo información considerada útil para el estudio de la mariposa Monarca, y de las 503 publicaciones que sobre este organismo se realizaron entre 1940 y 2014, 17% utilizaron información cuya fuente fueron proyectos de ciencia ciudadana.


     ¿Qué es la Ciencia Ciudadana?, el laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, una de las instituciones más comprometidas mundialmente con el estudio de las aves, es también una gran promotora de proyectos de ciencia ciudadana, ha construido una interesante definición del término como la “metodología de investigación científica donde colaboran los científicos y voluntarios, para expandir (más no exclusivamente) las oportunidades de recolección de datos y proveer acceso a la información científica a los miembros de la comunidad.  En otras palabras, son proyectos científicos en los cuales, grupos de voluntarios se asocian con científicos para hacer investigación aplicada.


     Se le acusa a la Ciencia Ciudadana de producir información incompleta, poco confiable, no científica, sin embargo, Strien, Sway & Arco (2013) en un estudio sobre la calidad de la información hacen un llamado de atención sobre publicaciones científicas que se basan en lo que han denominado “información oportunista”, colectada sin protocolos estandarizados o sin un diseño de muestreo explícito. Queda claro que el problema no está en la Ciencia Ciudadana en sí misma, está en el diseño que los científicos hacen de su investigación y de los protocolos a utilizar.


     En un escenario como el descrito, uno de los roles del científico experto, ha de ser el de curador tanto de los protocolos, como de las metodologías a seguir y de las observaciones obtenidas, de tal suerte que la información que se recabe a lo largo del proyecto, tenga la calidad para servir de insumo en procesos de análisis y solución de problemas.


     Uno de los objetivos del presente ensayo es proponer otro actor que resulta ser determinante en el esquema de un proyecto  de ciencia ciudadana: el estudiante en formación de pregrado.  Se sugiere para él entre otras funciones, el rol de servir de enlace entre el científico y el ciudadano.  Asiste al científico experto, pues habla y conoce el idioma propio de la ciencia, y a su vez interactúa con el ciudadano, por ser él, en sí mismo, un ciudadano aún en formación científica; es interesante notar como los roles se pueden intercambiar entre el experto investigador y el estudiante, cuando este último sirve de maestro asistiendo no solo al científico en su acercamiento al ciudadano, ayudándolo a pararse en la realidad de la comunidad en estudio, también, ayudando al ciudadano a comprender los conceptos especializados que manejan los científicos.


     Si se mira este modelo desde la perspectiva histórica, se puede enmarcar en lo que en su momento fue la idea educativa del modelo alemán. Consuelo Gutierrez en su ensayo “Los modos de ser universidad y su comprensión del concepto de formación”, permite analizar el modelo de Ciencia Ciudadana a la luz de algunos de los rasgos más distintivos de este paradigma histórico: para el modelo alemán la Universidad según la expresión gráfica y musical de Georges Gusrdorf, es la de una “orquesta interdisciplinada” y según Guillermo de Humbolt
En la universidad el estudiante no existe para el profesor ni existe para el estudiante: ambos existen para la ciencia. La presencia y la cooperación de los alumnos es parte integrante de la labor de investigación, la cual no se realizaría con el mismo éxito si los estudiantes no secundasen al maestro.

Finalmente, para Humbolt, “la investigación es función universitaria, y la formación de la persona en si misma o Bildung, viene en paralelo con el Ausbildung, concerniente a la formación de la persona para el servicio.” No se puede  perder de vista que en el modelo de ciencia ciudadana se cumple tres funciones que tienen un peso específico equivalente, producir nuevo conocimiento,  formar al estudiante y al ciudadano, y solucionar un problema real que afecta al ciudadano.


     El modelo de Ciencia Ciudadana desde las miradas de las teorías de aprendizaje se revela como una banda transportadora que con Freire, lleva al ciudadano de ser ‘objeto’, a convertirse en ‘sujeto’ consciente y activo. Este proceso transformador que posibilita el ejercicio de la ciencia ciudadana, se lleva a cabo en todas las dimensiones del ser, en sus relaciones con el mundo ,  con el resto de las personas, con la sociedad, con las estructuras, como lo señala Pepa Franco (2008).  Franco nos recuerda que Freire distingue cuatro etapas de evolución de la conciencia: La conciencia intrasitiva, como la forma de conocer imperfecta e incompleta, escapándose muchos fenómenos de la realidad y de las interconexiones profundas entre ellos. En este punto el mundo es reducido, el individuo carece de una actitud crítica. Luego aparecerá lo que Freira denominó, la conciencia transitiva. Las personas comienzan a hacerse sensibles a otros problemas que los puramente vitales. Aparece posteriormente, la conciencia ingenua, y una interpretación simplista de los problemas, todo tiempo pasado fue mejor. Dependiente de otros, de las figuras de autoridad. Freire propone como un horizonte de llegada para esa banda transportadora, la conciencia transitiva crítica, la que solo es posible en el seno de una sociedad “abierta”, una en la que el individuo sustituye las explicaciones míticas por las causas verdaderas de las cosas y los acontecimientos. Freire, nos provoca cuando señala que la única forma valida de ayudar al sujeto a que ‘emerja’ de su situación no-humana consiste en hacerlo pasar de la conciencia intransitiva, a otra transitiva ingenua, y de esta a la conciencia crítica, y es precisamente, a través de ejercicios de Ciencia Ciudadana que se puede lograr de manera más expedita ese tránsito.


     Con Vigotsky, se puede afirmar que el modelo de la Ciencia Ciudadana, tal y como se está planteando, brinda al estudiante de pregrado la oportunidad del desarrollo, en un esquema netamente de interacción social. Están presentes el papel formador y constructor. El experto hace las veces de maestro que traza la línea de la zona de desarrollo próximo. Durante el proceso se darán situaciones en las que el experto comienza la solución, y el estudiante la completa, como por ejemplo, en la redacción de protocolos de muestreo, en la construcción de formatos, en la elección y uso de herramientas, en la interpretación de los datos, en la elaboración de los informes. En todos los casos habrá un elemento fundamental presente, la motivación del estudiante por aprender del experto y por servir a la comunidad. Franco en relación con la obra de Vigotzky, nos recuerda que la educación no es un proceso que culmina con el aprendizaje, va más allá, considera los desarrollos, por eso el modelo de ciencia ciudadana no puede ser visto con desdén, como un modelo más, en su lugar debe ser vista como una gran oportunidad de desarrollar en los estudiantes competencias sociales, a través del servicio que prestan a las comunidades, coadyuvando en la solución de problemas reales; lo que se conoce en educación como el principio de pertinencia y de autenticidad.


    Para el experto, el esquema ofrece una oportunidad insuperable de educar desde sus saberes. Esos saberes que ha construido con gran esfuerzo a lo largo de su trayectoria como investigador, y que a través de un ejercicio de ciencia ciudadana pone al servicio de unas comunidades en el ámbito local, nacional o mundial. Educa desde el ejemplo, como modelo a seguir para los estudiantes que participan del ejercicio. Educa desde el liderazgo que ejerce en las comunidades, coadyuvando a que se operen  procesos de transformación del sujeto y de su comunidad, convirtiéndose en individuos más críticos, empoderados y participativos. 


     La Doctora Marie Studer, experta en Ciencia Ciudadana de Encyclopedia of Life, nos  plantea cuatro niveles de ciencia ciudadana en los cuales es posible clasificar cada proyecto. Estos se organizan por niveles de complejidad, siendo el más básico el “Crowdsourcing”. En este primer nivel el ciudadano participa como recolector de datos. El uso cada vez más frecuente de teléfonos móviles inteligentes, han posibilitado que un sujeto, desde cualquier lugar del mundo, conectado a una señal de internet, pueda transmitir fotografías en alta definción, georefenciar un determinado sitio, y un sin número de sofisticadas aplicaciones más,  disponibles de manera gratuita en las tiendas virtuales de los proveedores de tecnología. El segundo nivel en complejidad, que plantea Studer (2016) se conoce como “Distributed Inteligence”, término que aún no cuenta con su equivalente en el Castellano (Inteligencia Distribuida, N. del T.), en el cual los ciudadanos ‘contribuyen’ con interpretaciones de la información en el plano más básico. El tercer nivel de complejidad es “Participatory Science”, (Ciencia Participativa, N. del T.), en el cual  los ciudadanos ‘colaboran’  en la definición del problema y en la recolección de datos. En el cuarto nivel, ‘Extreme’ (Extremo, N. del T.), la comunidad participa activamente en la definición del problema, en la recolección y análisis de los datos y en la co-creación de la solución a los problemas identificados.


    De vuelta al artículo de Ries y Oberhauser (2015) sobre las mariposas monarcas, un acervo investigativo de más de 70 años, se puede decir sin ambages que la ciencia ciudadana ayudó a los científicos a resolver uno de los grandes misterios de la biología, respondiendo a la pregunta ¿Qué le sucede a las mariposas Monarcas durante el invierno?; en años recientes la ciencia ciudadana ha hecho importantes aportes en materia de dinámica de poblaciones y en el estudio de las migraciones. Es incuestionable el valor que ha tenido para la ciencia la participación de la ciudadanía en el desarrollo de este tema en particular, y en muchos otros temas tan variados como la ornitología, la botánica, la ecología, la medicina, la geografía, la aeronáutica espacial, en la astronomía,  entre muchísimos otros. Recientemente, en el departamento de Bolívar, más de 35 instituciones educativas de la básica y la media,  adscritos al programa de ONDAS Colciencias (*) , se unieron en red, en el marco del proyecto piloto Expedición BIO Bolívar, y utilizando plataformas tecnológicas del tipo web 2.0, como EOL.org  y Inaturalist.org, se dieron a la tarea de levantar inventarios de flora y fauna alrededor de sus instituciones. Exploraron los saberes ancestrales de sus localidades y levantaron perfiles históricos de sus comunidades. Como resultado de este esfuerzo hoy se tiene una colección de flora y fauna, alojada en la Internet (http://www.inaturalist.org/projects/expedicionbio-ondasbolivar) con más de 310 observaciones y 156 especies identificadas, un proyecto que tuvo una duración de cuatro meses, y se llevó a cabo con apoyo del sector público y privado.


    Ha quedado plenamente demostrado que la Ciencia Ciudadana se abre paso como un nuevo espacio válido de Enseñanza y Aprendizaje, es una metodología de investigación aceptada y reconocida hoy por hoy, la efectividad de sus producciones dependerá de un buen diseño experimental como en cualquier otra modalidad de investigación. Es una herramienta poderosísima en procesos de transformación social y construcción de ciudadanía. Se hace necesario comenzar  a sistematizar las experiencias de ciencia ciudadana para hacer un acervo de buenas prácticas. Se propone desde esta reflexión, desarrollar modelos replicables, que se puedan implementar y que garanticen resultados exitosos de transformación social. Se propone además crear colectivos y asociaciones de ciencia ciudadana y que se implementen en las instituciones de educación superior, asignaturas, cursos de especialización, maestrías y doctorados, en materia de ciencia ciudadana.
Para cerrar este ensayo una bella frase de Lev Vigotsky:
“Si damos a los estudiantes la posibilidad de hablar con los demás, les damos marcos para pensar por sí mismos.”


Referencias

The Cornell Lab of Ornithology (2016). Recuperado de http://www.birds.cornell.edu/

Franco, Pepa (2008). El Aprendizaje de las personas adultas: Teorías de Aprendizaje. Universidad de Alcalá – Instituto Sindica de Cooperación al Desarrollo. Máster en Formación de Formadores Sociolaborales. Red de Escuelas Sindicales.

Gutierrez, C. (2008) Los modos de ser universidad y su comprensión del concepto de formación. www.javeriana.edu.co

Jordan, R., Crall, A., Gray, S., Phillips, T., & Mellor, D. (2015). Citizen Science as a Distinct Field of Inquiry. Bioscience,65(2), 208-211.

RIES, L., & OBERHAUSER, K. (2015). A Citizen Army for Science: Quantifying the Contributions of Citizen Scientists to our Understanding of Monarch Butterfly Biology. Bioscience, 65(4), 419-430. doi:10.1093/biosci/biv011

Studer, Marie (2016). Bioblitz, Environment Education Empowerment Action. En Mourra, V, III Bioconteo de las Ciénagas de la Virgen y Juan Polo. Fundación Ecoprogreso. La Boquilla, Corregimiento de Cartagena de Indias D.T. y C.


(*)    El Programa Ondas es la estrategia con la cual Colciencias fomenta una cultura de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en la población infantil y juvenil, en especial en la escuela básica y media.