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sábado, 3 de noviembre de 2012

La repugnante pócima de Paico Por: Juan Felipe Restrepo Mesa



..“Estos niños andan como zurumbáticos”, decía Ursula. “Deben tener lombrices”. Les preparó una repugnante pócima de Paico machacado, que ambos bebieron con improvisado estoicismo...” (Capítulo II, Cien años de soledad)

Sin pretender abusar ni aburrir con tecnicismos científicos y a riesgo de despertar la ira de la sagrada inquisición, quisiera ahondar en este tema del Paico que me ha parecido un detalle interesantísimo de este segundo capítulo de Cien años.  Paico es el nombre común de una planta herbácea que pertenece a la Familia de las Chenopodiaceas; quizá todos hemos escuchado hablar de una parienta cercana, la quinoa (o quinua). Son dos los hechos que me han llamado la atención y es que dicho Paico (Chenopodium ambrosoides) crece en alturas andinas o en regiones secas, característica bien disímil de nuestro entrañable Macondo. Con lo cual, las semillas, que es de donde se extrae el aceite de quenopodio, remedio para los gusanos intestinales (Pérez Arbeláez L, 112-113), fueron obtenidas o bien de pobladores de la Sierra, o quizá Ursula las hubiese recolectado durante el paso por la Nevada, en su éxodo del pueblo natal. En definitiva, las plantas de esta familia están más relacionadas con los Andes y con la región del Perú que con los alrededores de la Ciénaga Grande; citando al mismo autor, el nombre Paico se deriva del Aimará, “lengua de los indígenas ribereños del lago Tititaca”.
El otro asunto que me interesó fue la dosis aplicada del remedio casero y tener una idea de la desparasitada que le pegó Ursula a sus dos ‘pelaos’; Hernando García Barraga en su libro Flora Medicinal de Colombia sugiere dosificar el aceite de quinopodio en 5 cápsulas de 8 gotas cada una, tomadas “en tres sesiones con una hora de intervalo, en ayunas, y seguido de un purgante de Sulfato de Magnesia, tres horas después de la última cápsula”. El mismo autor señala que el aceite de quinopodio es una de las mejores medicinas en las anemias causadas por parásitos.

“...y se sentaron al mismo tiempo en sus bacinillas once veces en un solo día, y expulsaron unos parásitos rosados que mostraron a todos con gran júbilo....”


Bibliografía:
García Barriga, Hernando (1974). Flora Medicinal de Colombia. Tomo I. Instituto de Ciencias Naturales. Universidad Nacional. Bogotá. 561 p.

Gentry H. Alwyn. (1996). A field guide to the families and genera of Woody Plants of Northwest South America. The University of Chicago Press. 895 p.

Pérez Arbeláez Enrique (1975), Plantas medicinales y venenosas de Colombia. Hernándo Salazar, editor, Medellín. 295 p.